Pensamiento crítico, una forma de vida.
- JorgeAurelioMx

- 15 dic 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 may
La gente exige libertad de expresión en compensación por la libertad de pensamiento que rara vez usan.
- Soren Kierkegaard.
Optar por el pensamiento crítico es el camino más complejo, una senda que demanda disciplina y tiempo. Requiere de habilidades, entre las que destacan la meditación y contemplación, virtudes que en el vertiginoso mundo de hoy resultan cada vez más elusivas.
Una persona crítica no es aquella que se apresura y emite opiniones veloces. Tampoco es la que acumula conocimientos como si fueran colecciones para después recitarlos de memoria.
Una persona crítica, en su esencia, es aquella que con calma y habilidad salomónica aprende a esperar. Contempla con paciencia y medita con sobriedad, viaja de lo sensorial a lo cognitivo y viceversa.
Esta persona crítica no solo requiere tiempo, sino que también lo invierte sabiamente, para luego expresarse de manera argumentada, creativa y constructiva.
Hoy en día, alcanzar esta habilidad parece una tarea titánica. El ritmo acelerado de la vida contemporánea nos hace impacientes. Muchas personas no esperan, no meditan, no contemplan. Parecemos dispuestos a opinar sobre todo, porque “creemos saberlo todo”, y si no, basta con hacer una búsqueda rápida en Google, y sin la debida prudencia, transformamos información en “conocimiento”.
El pensamiento crítico es una habilidad que se debe cultivar. En este sentido, la escuela es una institución capaz de fomentar e impulsar el pensamiento crítico, pero no es la única.
La escuela debe proporcionar un entorno estructurado y enfocado en el aprendizaje, en donde los docentes tienen la tarea de guiar a los estudiantes a través de desafíos intelectuales, estableciendo con ello, las bases reflexivas propias del pensamiento crítico, promoviendo la curiosidad, el cuestionamiento y la resolución de problemas.
Las familias también desempeñan un papel vital al fomentar esta habilidad en sus hijos. Las conversaciones en casa, la lectura conjunta, el debate sobre temas de actualidad y la resolución de problemas cotidianos son oportunidades para desarrollar el pensamiento crítico desde una edad temprana. Los padres pueden alentar a sus hijos a hacer preguntas y a considerar diferentes puntos de vista.
A través de la meditación y la contemplación, podemos encontrar claridad en un mundo lleno de ruido.
Recordemos que el pensamiento crítico no es solo una habilidad, sino un poderoso faro que nos ilumina hacia un entendimiento más profundo y una toma de decisiones más sabia.
Así que, en este viaje sin fin, abracemos la interacción entre la escuela, los docentes y las familias, y avancemos con determinación, porque en la complejidad de esta senda, encontramos la riqueza de la sabiduría y la claridad del conocimiento.
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Profesor Jorge Aurelio.
Fundador y Director de Asesoría Pedagógica Integral®
Maestro en Dirección de Instituciones Educativas • Maestro en Desarrollo Cognitivo • Orgullosamente Normalista.







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