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Inicia el ciclo escolar con sabiduría (Parte 1).

  • Foto del escritor: JorgeAurelioMx
    JorgeAurelioMx
  • 20 ago 2024
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 27 may

La educación no es la preparación para la vida; la educación es la vida misma.

-John Dewey.


Abrir un ciclo escolar implica dedicar tiempo y preparación, puesto que cada inicio es una oportunidad para construir nuevos caminos. Este momento requiere visión, reflexión y la disposición de los docentes para crear experiencias educativas que no solo impacten en el corto plazo, sino que dejen huellas profundas en el desarrollo integral de los estudiantes.


No es verdad que obtenemos lo que deseamos, pues eso sería como dejar el trabajo a la suerte. Es mejor enfocarnos en trabajar conforme a un plan bien estructurado y procurar que ese plan dé los resultados esperados. No obstante, debemos mantenernos vigilantes y aplicar la sabiduría necesaria para hacer ajustes o modificaciones cuando las circunstancias lo exijan. Adaptarnos, después de todo, es parte esencial del éxito en la enseñanza.


Para ello, ¿cómo podemos asegurarnos de generar un plan que sea verdaderamente efectivo? Aquí es en donde las “12 leyes del Karma” nos pueden ofrecer una guía valiosa.


En esta primera parte, exploraremos cómo las seis primeras leyes pueden ayudarnos a abrir el ciclo escolar de manera consciente, enfocada y significativa.


Cosechas lo que siembras.

Cada acción en el ámbito educativo tiene consecuencias. Desde el esfuerzo que un estudiante pone en sus estudios hasta la dedicación de un docente en su enseñanza, todo influye en el resultado final. Reflexionar sobre esta ley al iniciar el ciclo escolar nos permite recordar que los frutos que cosecharemos al final serán el reflejo directo de nuestras acciones y decisiones a lo largo del año académico. Es el momento de sembrar con intención y propósito.


Creas aquello en lo que te concentras.

El ambiente de aprendizaje y los resultados alcanzados son producto de nuestra concentración y esfuerzo. Al enfocarnos en metas claras y en el bienestar de nuestros estudiantes, creamos un entorno positivo y productivo. Este inicio de ciclo es una oportunidad para definir en qué queremos centrarnos y cómo esas prioridades darán forma a nuestras experiencias y logros a lo largo del año.


Acepta lo que es, deja ir lo que pasó y orientate en lo que será.

La humildad nos permite aceptar tanto los éxitos como los desafíos. Reconocer nuestras limitaciones como educadores, así como las de nuestros estudiantes, nos prepara para crecer y avanzar. Es fundamental dejar atrás el pasado, aprender de los errores, y entrar al nuevo ciclo con la mente abierta y el enfoque en lo que podemos lograr.


Para crecer tienes que cambiarte a ti, no a los demás.

El crecimiento personal es clave en el proceso educativo. En lugar de intentar cambiar a los demás, debemos centrarnos en nuestro propio desarrollo como educadores. Reflexionar sobre nuestro propio crecimiento a lo largo del ciclo pasado nos permitirá empezar este nuevo ciclo con claridad, adaptabilidad, y una fuerte determinación para seguir mejorando.


Tu vida es el resultado de tus acciones.

La responsabilidad personal en el ámbito educativo es crucial. Como docentes, somos responsables no solo de nuestro propio desarrollo, sino también de guiar a nuestros estudiantes hacia el éxito. En este nuevo ciclo, es vital asumir con firmeza nuestras responsabilidades y ser conscientes de que las acciones que tomemos ahora impactarán en el futuro.


Cada paso que damos es el resultado de lo que hemos vivido.

Cada experiencia educativa está interconectada. Las decisiones que tomamos hoy son influenciadas por lo que hemos aprendido en el pasado. Al comenzar este nuevo ciclo, reflexionemos sobre cómo cada paso previo nos ha llevado hasta aquí y cómo podemos continuar construyendo sobre esos cimientos para mejorar aún más nuestro impacto como docentes.


El inicio de un ciclo escolar no solo marca el comienzo de nuevas lecciones, sino también una oportunidad para cultivar intenciones conscientes, asumir la responsabilidad de nuestras acciones y crecer junto a nuestros estudiantes.


Al integrar las primeras seis “leyes del karma” en nuestra labor educativa, podemos crear un ambiente de aprendizaje más profundo, significativo y conectado. Cada ley nos invita a ser más atentos, a sembrar con cuidado, y a estar dispuestos a adaptarnos a lo que venga.


En la próxima entrega, exploraremos las siguientes seis leyes y cómo podemos seguir mejorando como educadores.


___________


Profesor Jorge Aurelio.

Fundador y Director de Asesoría Pedagógica Integral®

Maestro en Dirección de Instituciones Educativas • Maestro en Desarrollo Cognitivo • Orgullosamente Normalista.


 
 
 

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