La magia de la inactividad.
- JorgeAurelioMx

- 30 ago 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 may
La felicidad es un estado de pasividad.
-Schelling.
En estos tiempos tan acelerados es crucial reflexionar sobre la importancia de los momentos de descanso y la necesidad de permitirnos a nosotros mismos y a nuestros alumnos la oportunidad de sumergirnos en la inactividad.
En un entorno educativo donde los objetivos de aprendizaje y las metas académicas suelen dominar, debemos considerar que la inactividad no es un obstáculo a sortear, sino una parte esencial del proceso de crecimiento y desarrollo.
En nuestro continuo ajetreo, nos hemos convertido en los actores principales de una carrera desenfrenada, donde el reloj es el juez y el rendimiento es el veredicto, llegando a interpretar la vida en términos exclusivos de trabajo y productividad, y así lo transmitimos.
Esta frenética mentalidad nos ha conducido a una trampa en la que la inactividad se percibe como una falla que necesita ser corregida a toda costa, olvidando que la inactividad posee su propia lógica, su propio lenguaje y su propio esplendor.
Al igual que una paleta de colores en la mano de un pintor, la inactividad proporciona los matices que enriquecen nuestro ser. Tiene su propia temporalidad, una que nos permite escapar del tiempo lineal y abrazar el tiempo experiencial. Nos brinda la arquitectura para reconstruirnos, al proporcionar el espacio necesario para reflexionar, recuperar energías y renovar nuestra perspectiva.
Es en estos momentos de quietud que nuestra mente puede deambular libremente, encontrando soluciones creativas y conexiones que de otro modo pasarían desapercibidas.
En el contexto educativo, es imperativo que los maestros, personal educativo y todos los involucrados en la formación de las mentes jóvenes abracen la idea de que la inactividad también es un componente valioso.
Un estudiante no es un recipiente a llenar de conocimiento, sino un individuo completo que necesita tiempo para asimilar, procesar y explorar. Al ofrecer espacios donde la mente pueda reposar, estamos fomentando un ambiente propicio para el florecimiento del pensamiento crítico, la imaginación y la creatividad.
Dicho esto, hagamos un compromiso colectivo de honrar la inactividad como un tiempo sagrado para refrescar nuestros espíritus y recargar nuestras energías.
Dejemos atrás la noción de que la productividad constante es la única medida de éxito y abracemos la idea de que encontrar el equilibrio entre actividad y descanso es esencial para alcanzar nuestro potencial completo.
La magia de la inactividad está esperando ser redescubierta en cada suspiro tranquilo, en cada momento de reflexión y en cada rincón de tiempo que dedicamos a reconstruirnos.
Así que, maestros y educadores, mientras nos preparamos para guiar a nuestros estudiantes en su viaje educativo, recordemos también que brindarles el regalo de la inactividad es proporcionarles una oportunidad de florecer en su esplendor único.
Nota: líneas basadas e inspiradas en el texto “La vida contemplativa” de Byung- Chul Han.
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Profesor Jorge Aurelio.
Fundador y Director de Asesoría Pedagógica Integral®
Maestro en Dirección de Instituciones Educativas • Maestro en Desarrollo Cognitivo • Orgullosamente Normalista.







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