top of page

Liderazgo ético ante el cierre del ciclo escolar (Parte 1).

  • Foto del escritor: JorgeAurelioMx
    JorgeAurelioMx
  • 23 may 2024
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 27 may

Un buen líder se dirige y enfoca en los demás.

-Carlos Llano.



La clausura de un ciclo escolar es una etapa crucial para cualquier institución educativa, pues este período trae consigo la oportunidad de realizar valoraciones finales sobre los logros alcanzados durante el año y tomar decisiones estratégicas que impactarán el futuro próximo.


En este texto, compartiré algunas ideas sobre cómo manejo estos procesos, dando prioridad a la ética, el respeto y, sobre todo, un trato humano al tomar decisiones que pueden ser difíciles pero necesarias para el bienestar de las instituciones. Reconozco que idealmente algunos de estos procesos deben gestionarse o se viven a lo largo de todo el ciclo escolar. Sin embargo, es durante los tiempos próximos al cierre de actividades, cuando se concentran las evaluaciones finales, que se configura la toma de decisiones que definirá el camino a seguir.


En función de esto, es natural que durante esta etapa las instituciones vivan un aumento natural del estrés y que los comportamientos de los colaboradores varíen debido al nerviosismo y la presión inherente al cierre del ciclo. Por lo tanto, como directivos, debemos observar estos cambios con sensibilidad, sin minimizarlos, y gestionar y controlar adecuadamente estas emociones para asegurar un ambiente de trabajo equilibrado y justo.


Evaluar implica adoptar una postura ética.

Como director, considero fundamental comprender que evaluar el desempeño de las personas, ya sean docentes u otro personal, implica adoptar una postura ética. Esto requiere considerar cuidadosamente todas las variables relevantes, documentadas de manera rigurosa a lo largo de un periodo determinado, que dan cuenta del desempeño de los colaboradores para evitar caer en cualquier forma de arbitrariedad o favoritismo al tomar decisiones.


En este sentido, las decisiones que surjan de un proceso de evaluación integral deben respaldarse en herramientas que aseguren una valoración confiable. Estas herramientas deben integrarse en procesos transparentes, perfectamente estructurados y sistematizados, que permitan asentar datos concretos e información variada tomados en diferentes momentos y que sirvan como insumo para un análisis imparcial. Por ende, es fundamental emplear métodos de evaluación objetivos y coherentes con el perfil de las personas y el modelo de cada institución, lo que garantizará que las decisiones reflejen una comprensión integral del desempeño y las contribuciones de cada persona.


Por otro lado, a menudo, muchas instituciones ejecutan su proceso de evaluación de manera fragmentada o insuficiente, dándole un carácter punitivo y utilizando una sola herramienta y momento para evaluar el desempeño. Si se considera la "evaluación" de esta manera, se está limitando la riqueza y el potencial de este proceso, se reduce su objetividad y, en muchas ocasiones, se convierte en un proceso que violenta a los colaboradores.


Al observar la evaluación de manera adecuada, no solo se garantiza un ambiente de trabajo armónico, sino que también se fomenta la motivación, el compromiso y el desarrollo profesional de las personas, lo que se traduce en un impacto positivo en la calidad educativa y en el logro de los objetivos institucionales.


La retroalimentación habla más de ti que del otro.

La forma en que un director brinda retroalimentación revela más sobre su propia personalidad, actitudes y percepciones que sobre la persona a la que se dirige. En otras palabras, la forma en que damos el feedback dice mucho más sobre nosotros mismos, nuestra empatía, capacidad de comunicación y actitud hacia nuestros colaboradores.


En este sentido, una retroalimentación efectiva es fundamental para el crecimiento y mejora del personal. Esta debe ser específica, basada en observaciones concretas y ofrecer tanto reconocimientos como áreas de mejora. Además, debe ser bidireccional, permitiendo que las personas se expresen y compartan sus opiniones y perspectivas, ya que su objetivo es colaborar con ellas para diseñar planes de desarrollo personalizados y ofrecer recursos y apoyo para alcanzar sus objetivos.


Un director responsable, sensible y, sobre todo, humano, sabe que la retroalimentación que brinde en muchas ocasiones trascenderá el ámbito institucional, pues lo que se comunica puede resultar útil a lo largo de la vida de las personas y para diversos aspectos, lugares y momentos, incluso después de que dejen la institución. Por lo tanto, la recomendación es que este ejercicio sea siempre constructivo, honesto y respetuoso, con el objetivo de contribuir al crecimiento y desarrollo tanto personal como profesional de cada individuo.


La calidad humana se revela en la forma de comunicar las decisiones.

Incentivar o promover a un colaborador o prescindir de sus servicios, son momentos que requieren de una atención especial, pues este tipo de decisiones no solo impactan en la vida laboral de las personas, sino también en su bienestar emocional. Es por ello que es fundamental abordar estas situaciones con la máxima sensibilidad, empatía y humanidad posible, y cuidar la forma en cómo se comunican.


Por ejemplo, cuando se va a promover a una persona hacia una nueva responsabilidad, es importante reconocer y valorar su esfuerzo y dedicación previos, así como proporcionarle el apoyo y la orientación necesarios para que pueda desempeñar adecuadamente su nuevo rol. Hacerlo de esta manera, con la sensibilidad necesaria, contribuirá a que la persona se sienta valorada, motivada y comprometida con su trabajo, evitando que sea absorbida por el temor, la ansiedad o emociones negativas, dando espacio, por el contrario, a la confianza, la motivación y el crecimiento personal y profesional. Además, es importante que la persona comprenda que la decisión tomada no es casual, sino que responde a una historia de compromiso y al reconocimiento que la institución hace de sus logros y esfuerzos, lo que fortalecerá su vínculo con la organización y su sentido de pertenencia.


Por otro lado, cuando llega el momento de dar de baja a un colaborador, es fundamental abordar esta situación con el máximo respeto, sensibilidad, cuidado y responsabilidad. Es importante recordar que detrás de cada persona hay una historia, un esfuerzo y un conjunto de circunstancias que han llevado a esta decisión.


Dicho esto, al comunicar este tipo de decisiones debe hacerse de manera clara y transparente, ofreciendo el apoyo y la orientación necesaria sobre los pasos a seguir para facilitar la transición hacia nuevos horizontes. La empatía y la comprensión son clave para asegurar que la persona se sienta valorada y respetada, no importando la situación. Por tanto, es nuestra responsabilidad como directores asegurarnos de que estas decisiones se gestionen de manera eficaz, ética y justa, considerando siempre el impacto que tendrán en la vida de las personas involucradas, en su compromiso y motivación.


Los aspectos referidos son fundamentales en la gestión directiva, especialmente durante el cierre del ciclo escolar. Al aplicar principios de justicia y humanidad, los directores pueden transformar estos procesos en oportunidades de crecimiento y desarrollo de toda la comunidad educativa.


Te invito a continuar con la segunda parte de este artículo, muchas gracias.


___________


Profesor Jorge Aurelio.

Fundador y Director de Asesoría Pedagógica Integral®

Maestro en Dirección de Instituciones Educativas • Maestro en Desarrollo Cognitivo • Orgullosamente Normalista.



 
 
 

Comentarios


Diseñado por Asesoría Pedagógica Integral © 2018 api.online

api.asesoría@gmail.com |   Puebla, México

  • Facebook - círculo blanco
  • LinkedIn - círculo blanco
  • RSS - Círculo Blanco
  • Youtube
  • Twitter - círculo blanco
bottom of page